Un titular dice que Salud Pública reportó cero muertes por coronavirus en las últimas 24 horas, pero otro asegura que la tasa de letalidad del Covid llegó al punto más alto desde el inicio de la pandemia. El mismo día que las autoridades sanitarias anunciaron el mayor número de fallecidos en una sola jornada, otros voceros gubernamentales los desmintieron, asegurando que había una “confusión”.
¿A quién creerle? A nadie, mientras los responsables sigan asumiendo que las estadísticas nacionales sobre la terrible enfermedad que asola al mundo son un insumo de propaganda política y no una herramienta de planificación para encargados de la salud pública.
La tan exigida transparencia no es sólo acerca de compras o negocios gubernamentales, sino una actitud y compromiso con la verdad como mejor la conozcamos. Así como la moralidad pública exige combatir la impunidad y mejorar el estado de derecho y el debido proceso, en temas que lucen lejos del dinero también debemos exigir un cambio. Hacer lo que decían que hacían los anteriores no les luce.