Quizás "peaje sombra" es de los mejores términos en la jerga de alianzas público-privadas o negocios de proventos. Es el caso de la carretera a Samaná, inaugurada hace 12 años por la empresa de capital colombiano Consorcio Autopistas del Nordeste.
La concesión fue licitada en 2001 y dura desde 2008 hasta 2038. Fue financiada mayormente con bonos emitidos por la empresa en Estados Unidos. Desde que comenzó hay quejas por la enormidad del subsidio, el "peaje sombra" que paga el gobierno, aparte de los costosísimos peajes cobrados a sus usuarios. También hay rumores sobre estudios de factibilidad truqueados y tacs de retorno inexplicadas, aparte del interés de uno o dos políticos en preservar ese leonino contrato, que recuerda el de Barrick que renegoció exitosamente Danilo Medina.
Al PRD, ahora PRM, desde la resiliación dispuesta por Jorge Blanco contra una constructora mexicana, le va malísimamente en cuanto arbitraje internacional intenta. Por tanto, me alegra que el consultor Antoliano Peralta dijera que el gobierno prefiere "una salida consensuada, negociada" en vez de litigar.