Reporte de mi observatorio de aves

7 de marzo de 2008
Por: José Báez Guerrero

He compartido con mis lectores mi extraña afición a la observación de aves. El asunto comenzó en la secundaria, cuando un grupo de amigos  formamos en el colegio un club cuyo propósito original fue ganar una apuesta: demostrar que podíamos participar en un “field-day” o kermesse y recaudar fondos con una idea aparentemente disparatada. Pero el antecedente era que, como hijo de cazador, desde niño disfrutaba identificando a los pájaros por su canto o su vuelo.

 Esta semana me sorprendió el arrullador canto de un rolón aliblanco a una inusual hora: ¡tres y media de la madrugada! Dado que en esta época están apareados o sacando pichones, quizás este rolón llamaba a su pareja… ¿Dónde habrá estado a esas horas ese rolón vagabundo? El rolón forma parejas monógamas, y macho y hembra secretan una “leche de buche” para alimentar sus pichones.

José Báez Guerrero

Abogado, escritor y periodista dominicano.

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