Pájaros

8 de agosto de 2024
Por: José Báez Guerrero

Recientemente vi un águila marina, en inglés “osprey” y en el Caribe llamada güincho, al parecer extraviada, volando a baja altura sobre la Plaza de la Bandera mientras un feroz petigre, pequeño pero rabiosamente territorial, lo incordiaba dándole picotazos. El David emplumado ganó el pleito.

La naturaleza ofrece tantos símiles o metáforas de realidades humanas que a veces se dificulta ignorar esas gratuitas y simbólicas lecciones. Mis lectores habituales conocen mi fascinación por la observación de aves. Como hijo de cazador, desde niño disfrutaba identificando a los pájaros por su canto o su vuelo.

En una ocasión me sorprendió el arrullador canto de un rolón aliblanco a una inusual hora: ¡tres y media de la madrugada! Dado que en esa época estaban apareados o sacando pichones, ¿quizás este rolón llamaba a su pareja? ¿Dónde habrá estado a esas horas ese rolón vagabundo? El rolón forma parejas monógamas, y macho y hembra secretan una “leche de buche” para alimentar sus pichones.

Eso nunca lo he visto, pero a veces me conviene llevarme de expertos o maestros experimentados. (Apuesto que ahorita me dicen que hablo sobre política… uff!).

José Báez Guerrero

Abogado, escritor y periodista dominicano.

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