La embestida del presidente Trump y Elon Musk contra la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos, conocida como USAID por sus siglas en inglés, ha producido innumerables ataques cizañosos contra periodistas, profesionales, políticos y otros beneficiarios locales de su largueza financiera.
Parece indudable que cuantiosos fondos del Erario estadounidense, o sea dinero de los pagadores de impuestos, fueron malgastados promoviendo una agenda liberal, incluyendo una agresiva publicidad sobre el tema LGBTI+. Igualmente, la USAID financió muchas de las acciones políticas que anteriormente realizaban otras agencias, no sólo con valiosos proyectos para fortalecer la institucionalidad e imperio de la ley, sino también para ilegalmente impulsar el triunfo electoral de partidos de oposición o políticas públicas, como legalizar el aborto.
Lo que se sabía de antaño ahora escandaliza y quienes se sienten víctimas de la USAID se regodean al ver cómo se estigmatiza a quienes promovían las agendas gringas.
La indignación es justa y entendible, pues fondos de USAID sustentaron campañas como la infame e infundada acusación de esclavismo contra nuestro país.
Ante la abrumadora certeza de tantos oprobios, creo innecesario difamar, injuriar o insultar a muchos buenos dominicanos que si bien coincidieron con algunas infamias de USAID, no fueron voceros ni agentes pagados, sino que de gratis estuvieron muy equivocados.
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