José Miguel Soto Jiménez publicó en medio de la campaña política, cuando no pude ponerle la atención que merece, su más reciente libro, “Dominicaneando”, en que continúa desarrollando su particular visión de la esencia de lo nacional, con un inconfundible estilo que revela al sensible poeta detrás de la rotunda personalidad del antiguo jefe militar devenido en diplomático.
Recuerdo al general Soto Jiménez cuando era un teniente lleno de entusiasmo en sus inicios alrededor del presidente Balaguer al finalizar los doce años. Desde aquella época la vena literaria brotaba con su participación exitosa en concursos de poesía y cuentos. Ha cultivado también la historia y el ensayo.
Esta nueva obra, con el sugestivo epígrafe “los tres nombres del después de siempre”, es una reflexión histórica o ensayo sociológico que, con una deslumbrante sucesión de dominicanismos y algunas “malapalabras”, fustiga pendencias y se burla de ciertas doctas visiones de facultos. Nadie se aburre leyendo a Soto Jiménez, por lo que me agrada recomendar el libro del viejo amigo y joven literato.