Los gobiernos del antiguo PRD, actual PRM, traen “mala suerte” dicen los cabalosos. Pero Guzmán, Salvador, Hipólito y ahora Abinader, iniciaron sus gobiernos con auspicioso apoyo popular y empresarial. La puerca retuerce el rabo justo antes de comenzar el tercer año, cuando en vez de aprovechar la curva de aprendizaje, insisten en lo mismo esperando resultados distintos.
Con el mundo patas arriba por la pandemia y la guerra en Ucrania, los gobiernos sensatos cuidan celosamente a sus productores, que pagan impuestos, crean empleos, y –en nuestro caso— han evitado escaseces. Pero el gobierno quiere que el Congreso apruebe al vapor una ley eliminando, de golpe y porrazo, aranceles de 67 productos, mayormente alimentos, alegando combatir la inflación. ¿Y la inflación importada? Las actuales y previsibles escaseces internacionales, cuando hayan quebrado nuestros productores, ¿nos dejaran desguarnecidos?
No estamos en condiciones ordinarias cuando podemos darnos el lujo de ser liberales y favorecer radicalmente la apertura de mercados. El mundo enfrenta una calamidad sin precedentes con una “desglobalización” acelerada. No es buen momento para inventar.