ara deconstruir un poema, primero hay que construirlo. Hacerlo casi perfecto, llenarlo de lirismo, de música, de orfebrería técnica, y hasta de emoción. Después de logrado, el poeta tiende a desarmarlo con inteligencia y precisión hasta hacer de él una pequeña joya. Desde sus respectivas realidades, escuelas y etapas, Ernesto Cardenal (Nicaragua) y Nicanor Parra (chileno), entre muchos otros latinos y universales, escribieron textos antológicos que le dieron la vuelta al mundo.
Hoy, en República Dominicana, José Báez Guerrero publica su primer poemario dentro de esta concepción estética; una obra casi perfecta, muy bien pensada y trabajada con paciencia de orfebre.