En The Paris Review, Rosa Lyster comenta el destino de bibliotecas que se pierden. Recuerdo tras la muerte de don Emilio Rodríguez Demorizi, cómo muchos de sus valiosos libros terminaron como huérfanos, en cajas de cartón apiladas frente a su casa en la calle Mercedes, donde hoy está Mamey. Igualmente la la rica biblioteca de don Virgilito Montalvo, afectada por la mudanza de su imprenta de la calle José Reyes a la Sánchez. En muchos de los puestos de venta de libros usados, en la zona colonial, aparecen ejemplares con el sello de Ex Libris que revela de cual biblioteca fueron sacados, no siempre de manera honrosa. El artículo, nada que ver con esta breve remembranza dominicana, puede verse en: