Lo que lleve el nombre de don Enrique difícilmente será menos que excelente. Paladín insuperable de la defensa del bosque dominicano, sumó a su prédica el bolsillo, creando la Reserva Ébano Verde y la Fundación Progressio.
En una finca cerca de Cotuí, me mostró sus siembras de pejibaye, cúrcuma, jengibre, la producción experimental de pimienta, canela y frutos exóticos orientales. Su gozo y entusiasmo eran contagiosos; encantaba oírle explicar inteligentemente su apasionada profesión de fe por la ecología, la defensa del medio ambiente y el correcto aprovechamiento de los recursos naturales, pues nunca renegó de su condición de industrial. Por tres décadas presidió lo que hoy es Grupo SID, líder ejemplar de la industria regional.
La actual presidente de Grupo SID, Ligia Bonetti, anunció el viernes la creación de la Beca Enrique Armenteros para patrocinar candidatos al doctorado en ciencias ambientales de INTEC. Es una excelente manera de honrar la memoria de un gran empresario, ecologista y filántropo. También es un oportuno recordatorio del compromiso empresarial con las mejores causas dominicanas.