Ayer Domingo de Ramos comenzó la Semana Santa. La mayoría de los jóvenes y hasta muchos mayorcitos creen que se trata de algo como el “spring break” estadounidense o feriado para playa u otras vacaciones.
En medio de esta pandemia, se teme que la socialización exacerbada resulte en otro pico de contagios del Covid-19, por lo que conviene recordar todas las medidas de prevención. El gobierno dispuso casi 30,000 agentes de policía y militares para “salvaguardar la integridad de los ciudadanos durante la Semana Mayor”.
No sobra recordar que conmemoramos la entrada de Jesús a Jerusalén, donde fue recibido con palmas y vítores como rey de los judíos; celebró luego con sus apóstoles la última cena (donde instituyó la Eucaristía); fue traicionado y padeció su viacrucis hasta llegar a su crucifixión el viernes y resucitó el domingo siguiente. Así cumplió las profecías bíblicas. Esta semana última de Cuaresma es de intensa actividad religiosa para cristianos activamente creyentes, aunque los nominales lucen cada vez menos vinculados al dogma. Ojalá todos nos cuidemos.
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