Seguros embudo

Algunos seguros médicos privados en nuestro país son de los más lucrativos negocios pese a que su excelencia para accionistas y directivos dista mucho de la calidad de su cobertura y servicio.

Empeora la inconformidad el que aquellos asegurados con condiciones o enfermedades no pueden fácilmente cambiar de ARS sin el riesgo de perder coberturas, bajo la excusa de que serían consideradas como preexistentes en la nueva póliza.

Es más fácil cruzar la bahía de Samaná por agua en bicicleta que obtener expeditamente alguna autorización para cualquier procedimiento, examen o consulta. Luego, si se opta por pagar para esperar reembolso, de milagro no piden, junto con mil y un documentos, el acta de nacimiento de la bisabuela.

Es enorme truco de tesorería retrasar o negar coberturas o reembolsos por nimiedades. La cobertura por medicamentos en los mejores seguros es ridículamente exigua.

Cualquiera con diabetes, hipertensión, problemas de tiroides o psiquiátricos, que requieren medicinas de alto costo de uso continuo, con comprar una sola receta agota el gasto cubierto del año completo.

Quien no tenga algún amigo en su ARS, cuyo origen en varios casos tiene raíces poco claras, debe confesarse con un rabino para lograr atención y cumplimiento.

Debería avergonzar al empresariado que la ARS estatal presente menos quejas de asegurados que algunas de las inhumanas empresas privadas que expolian a sus clientes con una sonrisa y esperan que además se les agradezca.

El Gobierno debe meterlas en cintura, que sigan ganando mucho, pero que cumplan con buenos y oportunos servicios.