Es un acierto la orden del presidente Medina para anular el permiso que permitiría la construcción de un hotel dentro del Parque Nacional Cotubanamá en Bayahíbe. El escándalo fue suscitado por la pretensión de legalidad, originada aparentemente hace un par de décadas por manos que han podrido casi todo cuanto tocan.
Tal como señaló Danilo en el decreto 315-20, el fracasado proyecto se encuentra dentro de un área protegida según la Ley 202-04, cuyas disposiciones han sido llevadas y traídas por delegados de los inversionistas que hoy sufren haber confiado en malandros.
Grupos ambientalistas dieron la voz de alarma hace meses y el gobierno creó una comisión integrada por el consultor jurídico y los ministros de la Presidencia y de Medio Ambiente, cuyas recomendaciones unánimes acogió el presidente para disponer esta defensa ecológica y de la legalidad.
Habrá que ver ahora si los habituales anti-danilistas que más criticaron al presidente, creyendo que el agonizante gobierno apoyaba el hotel en área protegida, se tragarán sus palabras o ejercerán cívicamente su invocada decencia.
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