Quizás quienes más rechacen el intento de que se legisle una normativa distinta al Código Laboral para el trabajo doméstico sean las propias personas que se dedican a esos oficios en casas de familias.
Es complejo el asunto de cómo garantizar legalmente mejores condiciones para las niñeras, cocineras, lavanderas, limpiadoras, jardineros, choferes, amas de llaves y demás empleados cuyo trabajo es dentro de hogar ajeno. Pero quizás, tanto quienes favorecen como quienes se oponen al anunciado proyecto, olvidan que las leyes y normas laborales, aparte de definir y facilitar la tutela adecuada de los derechos de empleadores y trabajadores, tienen el propósito socioeconómico de fomentar el empleo.
Es mejor una cocinera con empleo, con condiciones de trabajo que fija un mercado donde esa clase de empleado escasea cada día más, que otra desempleada pero con garantías legales difíciles o imposibles de cumplir. Favorezco que las esforzadas empleadas domésticas tengan todas las protecciones legales que cualquier trabajador merece; pero quizás demasiado celo “progre” deje a muchas sin empleo.
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