Nada personal…

Ni siquiera entregar al zar eléctrico la gestión de las distribuidoras, con más poderes y duplicidad de funciones que el ministro de Energía, ha logrado detener la espiral de deterioro de esa pata del sistema eléctrico.

Su situación financiera es irrecuperable por la insistencia en seguir con el modelo, a todas luces inviable, de subsidiar la ineficacia. Desde antes de 2020, el Gobierno gasta más de RD$120,000 millones al año subsidiando a las EDE, por la creencia equivocada de que conviene permitir que los usuarios no paguen o se roben la luz.

Han sido tantas las quejas y las penosas respuestas de los responsables, que quizás cualquiera cree que hay pocas cosas nuevas que añadir a su rosario de pésimas decisiones y traspiés gerenciales.

Entonces llega el periódico con la queja de la Asociación de Suplidores de Materiales Eléctricos por las deudas vencidas de casi RD$700 millones de las EDE, que están impagas desde hace hasta siete meses. Son muchas las indelicadezas o conflictos de interés que embarran a las EDE, denunciadas hasta la ronquera por pocos ciudadanos.

Ahora al catálogo de maldades hay que agregar el temor a la quiebra de quienes suplen equipos y materiales eléctricos asumiendo que la ley de contrataciones garantiza que debe certificarse la disponibilidad financiera antes de concursar.

Olvidemos nombres o malandros favoritos: abogar por cambios en las EDE no se trata de personas, sino de una impune gestión fracasada cuyos responsables hacen enorme daño al presidente, al Gobierno y al país.