Con tantos temas gordos sin manteca, como las denuncias de corrupción actual, procesos judiciales por corrupciones de ayer (nunca antes de ayer), rebrote del virus en China y nuevos abusos policiales, me da con referirme a una metáfora callejera de la vida pública dominicana: el desastroso tendido público de redes de telecomunicaciones y distribución eléctrica en Santo Domingo.
Sería fácil pero quizás injusto señalar un solo culpable, pues las compañías privadas ponen sus redes y seguramente cumplen con lo que las autoridades les exigen al hacerlo.
Pero el desorden es apabullante. Algunas empresas sustituyen viejos cables de cobre por fibra óptica sin molestarse en retirar los obsoletos. El INDOTEL, la moribunda CDEEE, los ayuntamientos o alguna autoridad debe ocuparse de uno de los aspectos más feos del desorden urbano en las ciudades dominicanas.
La cuestión no es sólo estética. Me dirán que esto no es prioritario, pero siempre hay otra cosa para justificar no ocuparse de los detalles que diferencian una sociedad orgullosa y los arrabales, morales y físicos.
Los éxitos y logros del Gobierno, que no son pocos, están réquete conocidos y cacareados. Igualmente…
Los publicistas oficiales destacan acertadamente que el Gobierno muestra enorme interés en el debate mundial…
Desde tiempos de Alix ni siquiera los decimeros están exentos de dudas en cuanto a…
Tuvo razón el asesor del presidente que, al ser consultado sobre prohibir la reelección, le…
Barbados, pequeña isla de 430 kilómetros cuadrados, menos de 300,000 habitantes y PIB de US$6,600…
La tormenta Melissa, casi estacionaria antes de hacerse huracán tras varios días de aguas interminables,…