Si me preguntaran cuál defecto de Luis Abinader lo perjudica más como presidente, sin dudar diría que su excesiva lealtad de arriba hacia abajo con algunos malos funcionarios.
Los dos sectores con peor desempeño que más daño hacen al gobierno son las EDEs con sus apagones y Educación con sus tollos, pese a la multimillonada que se chupan ambos.
Hay responsables que se han salvado por la bondad humana de Abinader, que es una debilidad del estadista.
Los presidentes no pueden excusar a los fallosos por pena o amistad o lealtad política. Menos aún cuando hay tantos funcionarios del régimen anterior acusados por corrupción, padeciendo lawfare y privación de libertad injustamente.
El martes lo comentaba con un amigo y ayer vi que fue destituido el director del Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil tras denuncias de adjudicar irregularmente contratos a 1,260 suplidores de alimentos para escuelas públicas.
Si las denuncias ameritan destitución ojalá los fiscales independientes tomen nota para que se entretengan con una dieta distinta a sus mariscadas. La honestidad y lucha contra la corrupción como temas de campaña requieren acciones como esta, porque malandros hay en todos los partidos.