La Penitenciaría Nacional de La Victoria fue inaugurada el día de la Restauración en 1952 cuando Trujillo tenía como títere a su hermano Negro y la propaganda de la dictadura pretendía convencer al mundo del propósito de reformar a los convictos en un marco de pleno respeto a sus derechos civiles y políticos.
Sesentiocho años después, con la construcción por el pasado gobierno de un nuevo complejo carcelario según las exigencias actuales, la vieja Victoria está pautada para ser demolida. Un grupo de ciudadanos ligados al Museo Memorial de la Resistencia ha propuesto preservar al menos alguna parte del edificio como un monumento para honrar a centenares de víctimas de las torturas y otros horrores de la tiranía trujillista y de otros períodos. Entre las promotoras de la idea está Carmen Imbert Brugal, cuyo padre es de los héroes antitrujillistas que guardaron prisión allí y cuyas vidas cobró la vesania post-ajusticiamiento del sátrapa.
Es dicho viejo que el olvido engendra recidivas peores. Ojalá esta propuesta logre realizarse para honrar tantas víctimas.
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