Cierra un ciclo en la historia político-militar el fallecimiento mientras dormía, por un infarto a sus noventa años, del mayor general Salvador Lluberes Montás, jefe de la Fuerza Aérea, la Policía Nacional y secretario de Interior durante los doce años de Balaguer, entre 1966 y 1978.
Retirado en La Romana desde hace décadas, la prensa ha reducido su necrología a una acusación judicial por la que fue descargado, sin referir el complicado contexto.
Olvidados están su protagonismo durante la revolución de 1965, cuando un grupo de jóvenes oficiales de San Isidro intentó reunificar las Fuerzas Armadas para evitar la guerra civil. También su renuncia junto con el secretario y los tres jefes de Estado Mayor cuando Balaguer designó como jefe de la Policía a otro general que consideraban un político trujillista. Fue notable su liderazgo dentro de las Fuerzas Armadas, incluyendo sus compañeros generales excepto los del llamado “clan de San Cristóbal”.
Culpas de su época, que no fueron sólo suyas sino también de adversarios, merecen contrastarse con su larga y patriótica existencia.
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