Hace cinco años murió el jefe del vudú en Haití, Max Gesner Beauvoir. Era bioquímico, graduado en Estados Unidos, y figuraba solito en Wikipedia como “único científico” en Haití. Su sucesor Alcémat Zamor duró apenas semanas; murió sospechosamente en un accidente vehicular. Tras una lucha terrible entre aspirantes al trono esotérico, eligieron al “sacerdote” Fritzner Joseph por precaria mayoría entre cuarenta otros jefes del vudú.
Entre los “notables” haitianos hay dos o tres filántropos, pero 40 “houganes” y muchísimos políticos, músicos y escritores. Sociólogos y antropólogos, azorados por costumbres rudimentarias, y otros motivados ideológica o políticamente, rehúsan reconocer los vínculos de la involución incesante de Haití con su vudú. Prefieren destacar que, aparte de “houganes” u oficiantes varones, hay “mambos” o sacerdotisas, sin contrastar la moralidad y valores del vudú con los del cristianismo.
Escoger nuevas autoridades gubernamentales luce más difícil que sustituir al jefe del vudú. Haití ha estado tan ocupado que las demás minucias pueden esperar. Las abismales diferencias culturales del vecino quizás incluyen su anestesiado sentido de urgencia.
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